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Patrimonio artístico, riqueza arquitectónica y, sobre todo el valor cultural que le imprime encontrarse casi en la orilla del mar, enfrente de la casa del reloj del Puerto de Valencia y junto a una de las joyas de la ciudad: las atarazanas. Todo completa un conjunto admirable. Hablamos de la emblemática iglesia de Santa María del Mar, templo cargado de historia que lanza un SOS: el campanario necesita restauración ya. Las tejas de la cúpula se desprenden y en el interior hay valiosas pinturas que deben quedar al margen de posibles filtraciones.
En el templo que guarda la antiquísima imagen de 1411 del Cristo del Grau no suenan las campanas. La torre lleva ya «al menos cinco años cubierta por una malla para evitar que posibles desprendimientos caigan en la calle». Y no sólo eso, «también se desprenden tejas de la cúpula», advierte el párroco José Gerónimo. El párroco habla de unos cinco años, pero la hemeroteca apunta fechas que llevan a pensar que son más. En enero de 2017, como publicó este periódico, se desprendieron cascotes del remate de la torre. De esa misma fecha hay imágenes en las que las cornisas estaban cubiertas por una red.
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Como se sabe, sobre las piedras el tiempo no pasa en vano. Imprime las huellas que un día salen a la luz. El templo, poseedor de unos ricos frescos pintados por Juan Bautista Vayuco relacionados con las pinturas coetáneas de la iglesia de San Nicolás y también con frescos de Vergara, vio cómo en su torre «se instaló una batería antiaérea durante la Guerra Civil para defender el puerto», recuerda el sacerdote.
Para la bélica actuación se construyó una losa de hormigón que con el paso de los años ha ido sufriendo las afecciones propias de este material. «La losa de hormigón empezó a oxidar», advierte el arquitecto Jesús Egea. Y de ahí no pocas consecuencias para la torre, que tampoco se ha librado de las filtraciones.
La situación que empezó a observarse hace años llevó a que el actual párroco decidiera que dejarán de voltear las campanas, dado que el movimiento de los bronces podría deteriorar todavía más la construcción. La parroquia está movilizada con el objetivo de afrontar la restauración. Recogen donativos que José Gerónimo considera que si «dan para pagar el proyecto» ya será un paso importante. Pero, claro, luego vendrá la búsqueda de ayudas para financiar una obra que comportará una inversión considerable.
Más allá de los daños que desde la calle se ven en lo alto de la torre, también está afectada la sala de campanas, circunstancia que confirma el arquitecto Egea, quien junto a Juan María Moreno y Teresa Rodenas están redactan el proyecto básico para la intervención que esperan que esté terminado en «dos o tres semanas». Después vendrá «el proyecto de ejecución», que posiblemente «esté en septiembre», apunta el párroco. Cuando este terminado este trabajo de los arquitectos, se estará en disposición de empezar a buscar ofertas para la ejecución de la obra. Y ahí es donde juega la necesidad de financiación.
Jesús Egea explicó a LAS PROVINCIAS detalles de las actuaciones que requiere la restauración. Apuntó que «no se plantea retirar la losa de hormigón porque podría causar daños a la torre». La intervención busca rehabilitar la torre, tanto en sus elementos interiores como exteriores, trabajo que pasa por «devolverle el aspecto» original, algo muy alterado en el remate.
También se actuará en la cúpula de la nave central. Cuenta el sacerdote, y sólo basta contemplarla desde la calle para confirmarlo, que hay tejas desprendidas en una zona amenazada por las palomas. La circunstancia preocupa, pues si bien asegura que no ha sucedido, podría suceder que hubiera humedades en un templo cuyas pinturas de Vayuco en la capilla del trasagrario, restauradas a principios de este siglo, muestran humedades evidentes en la parte baja. No se puede perder de vista la localización de Santa María del Mar. La bóveda del templo –también restaurada– muestra frescos de Vergara. Santa María delMar es esencial en la cultura de Valencia.
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Lourdes Pérez, Melchor Sáiz-Pardo, Sara I. Belled y Álex Sánchez
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