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Así es el Air Force One de lujo que Catar regalará a Trump

El Boeing 747-8 cuesta unos 375 millones y tendrá una enorme suite presidencial, quirófano, gimnasio, salón de reuniones, capacidad para cien personas y un completo sistema de seguridad

Lunes, 12 de mayo 2025

Al multimillonario presidente de Estados Unidos, Donald Trump, va a caerle un regalo del cielo. Durante el viaje que acaba de iniciar por el Golfo ... Pérsico, la familia real de Catar tiene previsto obsequiarle un Boeing 747-8 decorado por una firma de lujo y cuyo precio alcanza los 375 millones de euros. El magnate quiere que sea el nuevo avión presidencial, el Air Force One, una fortaleza volante equipada como un palacio, con capacidad para 70 invitados y una zona reservada al máximo mandatario de 370 metros cuadrados. Algo así como una inmensa suite con oficina, baños, salón, vestidor y gimnasio. Antes de que la nave pueda ser utilizada, la empresa militar L3Harris la acondicionará con sistemas de seguridad capaces de sortear ataques con misiles. Trump ya se frota las manos con su nuevo juguete, que primero le servirá como transporte oficial y luego, cuando acabe su mandato, será ya para su uso privado.

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El avión presidencial

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Como un niño con la nariz pegada a un escaparate antes de la Noche de Reyes, Trump se 'enamoró' en febrero de este año de un avión catarí estacionado en un aeropuerto de Florida. Era un Boeing 747 de Qatar Amiri Flight, el servicio aéreo de la familia real de ese país. Deslumbrante por fuera y lujoso por dentro, decorado por Pinto, un prestigioso estudio parisino de interiores que transformó la nave en una mansión. Trump lo quiso desde el primer vistazo. Está harto de volar en los dos viejos VC-25 –tiene más de 30 años frente a los 13 del catarí– y de esperar a que Boeing le entregue las nuevas aeronaves contratadas. Ante el alto presupuesto de su fabricación, todo se ha retrasado. De hecho, quizá no estén listos hasta 2029, cuando acabará la presidencia de Trump. No puede esperar. Es su obsesión. En el Despacho Oval hay una maqueta del Air Force One, símbolo de su poder.

Los dos Boeing que ahora tiene a su servicio se le han quedado pequeños, aunque no lo sean. Se dividen en tres pisos. En el primero se encuentra la bodega. El segundo está repartido entre el área destinada a los pasajeros (hasta 70), más una zona médica con quirófano, salón de reuniones y la suite presidencial. En la tercera altura están la cabina de los pilotos y el centro de comunicaciones. El avión dispone, además, de dos espacios donde se puede preparar comida para cien personas.

Los equipos electrónicos están blindados, de tal manera que la aeronave puede funcionar como un centro de mando móvil. El Air Force One está diseñado para dirigir el país desde su seno en plena guerra. Como puede abastecerse en vuelo, su autonomía es ilimitada. Por sus tripas corren cientos de kilómetros de cables protegidos incluso contra los efectos electromagnéticos de un ataque nuclear. Hay otras medidas de seguridad, pero son secreto de Estado. El nuevo juguete de Trump tendrá que ser readaptado durante varios meses para ceñirse al protocolo militar.

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Los demócratas consideran que dar el visto bueno a un obsequio así es «corrupción descarada» y que no se puede aceptar «sin el permiso del Congreso».

No es la primera vez que Catar utiliza un regalo así para reforzar sus alianzas diplomáticas. Ya lo hizo en 2018 con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Le entregó también un Boeing 747-8, aún más caro, de unos 450 millones de euros. Dos años antes, Emiratos Árabes había obsequiado al rey Mohammed VI de Marruecos el mismo modelo, que se ha convertido en una especie de llave que abre puertas en el tablero geopolítico.

Hay, sin embargo, una pega. ¿Puede un presidente como el de Estados Unidos aceptar un regalo así, el más caro hasta ahora procedente de un país extranjero? Los servicios jurídicos de la Casa Blanca aseguran que no hay ningún obstáculo legal. El avión catarí, una vez acondicionado, se convertirá en el Air Force One y a partir de 2029, cuando Trump deje el cargo, será donado a la Biblioteca Presidencial del magnate. El Boeing pasará a ser suyo. Los demócratas consideran que dar el visto bueno a un obsequio así es «corrupción descarada» y que no se puede aceptar «sin el permiso del Congreso».

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Trump replica que esa es la respuesta típica de los «perdedores». «Así que el hecho de que el Departamento de Defensa reciba un regalo, gratis, de un avión 747 para reemplazar temporalmente al Air Force One -el más veterano de los dos en uso tiene 40 años-, en una operación pública y transparente, molesta tanto a los demócratas corruptos que insisten en que paguemos el precio máximo por el avión. ¡Son unos fracasados de primera!». Oficialmente, el presidente aún no ha confirmado que va a aceptar la 'donación' de Catar, pero vistas sus declaraciones quedan pocas dudas de que cogerá con ganas el regalo que le cae del cielo.

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