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Tal y como anunciaban las encuestas a lo largo de la campaña, el partido de centroderecha que gobierna Portugal, Alianza Democrática (AD), revalidó este domingo ... su poder en las elecciones legislativas anticipadas. Con casi el 100% de los votos escrutados, incluso mejora los resultados cosechados en la cita con las urnas de marzo de 2024. En concreto, la coalición encabezada por el primer ministro conservador, Luís Montenegro, obtuvo el 32,7% de los votos frente al 28,8% del año pasado. Es un porcentaje que le otorgaría 89 diputados, todavía a gran distancia de la mayoría absoluta de 116 escaños en un Parlamento de 230.
Con este resultado, y de cara a formar gobierno, Alianza Democrática queda a expensas de lo que hagan los otros dos partidos de derechas. Iniciativa Liberal (IL) y los ultras de Chega. Los primeros lograron nueve diputados y su líder, Rui Rocha, ya ha adelantado que optarán por seguir en la oposición. «Seremos fieles a nosotros mismos, aunque caminemos más lentamente, pero no vamos a ser populistas». Lo que haga el ultraderechista André Ventura es más impredecible.
Y es que además de la victoria conservadora, la noticia de la jornada electoral fue la subida de los populistas. En la frenética lucha por el segundo puesto anoche estaban el Partido Socialista y una crecida ultraderecha. Los populistas de Chega protagonizaron el mayor salto con el 22% de las papeletas -obtuvo un 18% en 2024-, lo que les sitúa a tan solo un punto porcentual de la histórica formación progresista, que perdería hasta 15 escaños.
Los socialista de Nuno Santos protagonizaron el gran batacazo de la jornada el dejarse 400.000 votos respecto al año anterior, o lo que es lo mismo, 20 escaños menos (de 78 a 58 diputados). Durante gran parte del escrutinio incluso parecía que serían superados por Chega. El partido no sufría una debacle de tal calibre desde las elecciones de 1985 y 1987. No es de extrañar, por tanto, que pasada la medianoche, Santos anunciase su dimisión como secretario general del partido.
La formación de izquierdas Livre (4%) se convirtió en la quinta fuerza, sumando seis diputados, dos más que en la legislatura anterior. Este resultado les coloca por delante del Partido Comunista Portugués, que obtuvo un 3% y tres representantes, y del Bloco de Esquerda, que casi se queda sin escaño. Pessoas-Animais-Natureza (PAN) consiguió mantener su asiento y Juntos Pelo Povo, independientes surgidos en Madeira, se estrenará en la Asamble con un diputado. Con todo, suma de representantes del bloque de la izquierda no sumaría los escaños suficientes para gobernar al no alcanzar ni 30% del electorado.
En el otro lado de la balanza están los tres partidos conservadores. Todos ellos mejoraron sus resultados aunque el incremento más importante fue el de Chega. Su líder celebró dejar atrás a casi toda la izquierda. «Superamos al partido de Mário Soares, mató al partido de Álvaro Cunhal y barrió al Bloco de Esquerda», proclamó antes de dejarse llevar por la ambición y deslizar que su apoyo a AD no está ni muchos menos garantizado. «Estamos casi en el punto para poder gobernar», celebró. «Nada seguirá igual en Portugal a partir de hoy«.
Su fulgurante ascenso rompe con el histórico bipartidismo imperante en Portugal desde la Revolución de los Claveles. Una ruptura que Ventura celebró con los suyos. «Hoy ajustamos cuentas con la historia», dijo exultante dirigiéndose «a quienes se han sentido humillados en estos 50 años de régimen». Tras una campaña muy agresiva, que incluso les ha valido una denuncia por parte del Partido Socialista, el líder de Chega se envalentonó aún más antes los suyos. «Aún no han visto nada».
Sus resultados eran una de las grandes incógnitas antes de los comicios, al que los sondeos previos otorgaban un 17%, un punto menos que en la pasada cita. La expectación se había multiplicado tras la agitación que sufrió la formación al cierre de campaña por los problemas de salud de su líder, André Ventura, que precisó tratamiento hospitalario en dos ocasiones a causa de un espasmo esofágico por el que tuvo que ser evacuado de urgencia el pasado jueves en pleno mitin en la localidad de Odemira.
Las terceras elecciones en tres años se convocaron apenas un año después del inicio del mandato en minoría del conservador Luís Montenegro. Abogado de 52 años, fue el propio mandatario quien forzó la convocatoria anticipada al verse obligado a dimitir el pasado marzo tras perder en el Parlamento el voto de confianza que él mismo promovió para evitar ser investigado por presuntas irregularidades de una empresa de consultoría propiedad de su familia. «Nadie ha sido jamás tan transparente como yo», afirmó en su último mitin.
Pese al cansancio de la población por tener que acudir nuevamente a las urnas, la participación en Portugal se situó este domingo en el 64%. La gran dificultad de Montenegro a partir de hoy será lograr un gobierno estable para Portugal.
Portugal, que en la UE puede presumir de contar con un crecimiento económico superior a la mayoría de Estados miembro gracias a superávits presupuestarios y a haber reducido su deuda, necesita estabilidad política cuanto antes. De ello dependerá poder llevar adelante proyectos importantes como el de la minería de litio en la zona norte o la privatización largamente postergada de la aerolínea TAP. Pero también para gozar de un liderazgo fuerte ahora que Donald Trump ha agitado el tablero político internacional y dibuja amenazas sobre Europa.
Con ese argumento, el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, en un discurso la víspera de las elecciones, instó a la población a acudir masivamente a las urnas. «No votar sería enterrar la cabeza en la arena», dijo, consciente de que la ciudadanía tiene ahora «mayores responsabilidades» por la imprevisibilidad imperante a nivel global.
A nivel doméstico también existen grandes retos, como la inmigración o el acceso a la vivienda, temas que han estado muy presentes a lo largo de la campaña y que no han podido ser gestionados de manera contundente por la fragilidad que ha caracterizado a los gobiernos portugueses en la última década. De hecho, en diez años solo un Ejecutivo portugués, el del socialista António Costa, obtuvo mayoría parlamentaria, en enero de 2022. Pero se derrumbó en noviembre del año siguiente, cuando el ahora presidente del Consejo Europeo dimitió al verse envuelto en un caso de corrupción, pese a que finalmente no fue declarado sospechoso.
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