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Ya está. Se acabó. La travesía por el desierto de la Segunda División ha terminado. El Levante ha llegado a la luz y ha dejado atrás el infierno. Tres años de dolor, sufrimiento, lágrimas y todo tipo de sentimientos quedan ya para el recuerdo. Desde el día que el club certificó su descenso en 2022, se puso en marcha un plan para volver a Primera lo antes posible.
Por el camino, muchas decisiones fallidas, desgracias, traiciones, dinero dilapidado y uno de los momentos más crueles de la historia del fútbol. Pese a todo eso, nadie ha conseguido matar al Levante. Y es que si dejas vivo a un equipo y a una afición con tal corazón, siempre se va a reponer. Pese a todos los obstáculos que ha tenido que superar, el levantinismo celebra que su penitencia en la categoría de plata ha terminado, por ahora. Vuelve, por lo menos por un año, al lugar donde pertenece, a la elite del fútbol español. A Primera.
La derrota por 6-0 en el Bernabéu ante el Real Madrid mandó al Levante a la Segunda División.
El club decidió fichar a Mehdi Nafti, dejando marchar a Alessio Lisci, que ha brillado en el Mirandés.
Ese mismo verano, abandonan la entidad muchos jugadores, pero uno dejó una herida que a día de hoy, sigue abierta: José Luis Morales. El Comandante, tras afirmar que no se bajaría del barco, puso rumbo al Villarreal. También salieron Roger, Bardhi, Melero, Aitor, Malsa, Coke, Clerc o Miramón.
Volvió Vicente Iborra cedido desde el Villarreal, pero el club hizo un esfuerzo económico por retener a en Segunda a jugadores de la talla de José Campaña, Pepelu o Jorge de Frutos.
Mehdi Nafti fue despedido. Felipe Miñambres se puso de técnico interino dos partidos, y los ganó.
Tras once jornadas, nueve con Mehdi Nafti y dos con Felipe Miñambres, el director deportivo dejó a un lado su cargo de técnico interino y apostó por contratar a un entrenador contrastado: Javier Calleja. Sus números no fueron malos, llegando a encadenar 18 partidos consecutivos sin perder, aunque con demasiados empates. Una losa que terminó pesando al preparador madrileño, que siempre recibió críticas de la afición por su juego conservador y amarrategui.
José Campaña se rompió el ligamento cruzado de su rodilla. Acababa contrato y el club le ofreció seguir rehabilitándose, aunque debido a las dificultades económicas, el Levante no pudo ficharlo al año siguiente y acabó marchándose a Las Palmas.
Aquel 0-0 en casa, en la antepenúltima jornada y ante un rival ya descendido, impidió el ascenso.
El Levante quedó empatado a 72 puntos con Las Palmas, pero el golaveraje le mandó al play-off.
No es baladí decir que aquel penalti que cometió Róber Pier —que encima no era— en el minuto 123 de la prórroga del partido de vuelta de la final del play-off de ascenso fue uno de los momentos más crueles de la historia del fútbol. Asier Villalibre no falló y el Alavés subió a Primera.
Tras un descenso y el no ascenso, Quico Catalán dio un paso al lado. Con su familia en la sala, con lágrimas y constantes parones de la emoción, dejó de ser el presidente del Levante. «Me voy porque entiendo que acabo una etapa. Tengo ganas de irme a casa, me voy orgulloso de lo que he hecho y triste porque me hubiera gustado vivirlo con el Levante en Primera. Dios quiera que los que vengan mejoren los números que hemos otorgado», dijo.
El levantinismo, todavía sin superar el shock del no ascenso, tuvo que sufrir otra noticia dolorosa: Pepelu, uno de los emblemas de la cantera de Buñol, hacía las maletas al otro lado de la ciudad y fichaba por el Valencia, que pagó 5 millones por él.
El patronato de la Fundación del Levante decidió en su asamblea que José Danvila, que ya formaba parte del Consejo de Administración anterior, fuera el sucesor de Quico Catalán. El directivo inyectó más de 25 millones de euros de su bolsillo. También se anunció que la entidad tiene 107 millones de euros de deuda.
Iván Romero, Dela, Oriol Rey, Ángel Algobia, Sergio Lozano, Andrés Fernández, y sobre todo, un desconocido Carlos Álvarez, llegaron a Orriols libres en ese mercado de verano.
Javi Calleja terminó siendo despedido. El Levante no empezó mal el año, pero en Navidades se cayó y acabó costándole el puesto a un técnico que se veía sin ganas y que no debió haber seguido. Acabó Miñambres de interino.
El Levante terminó su segundo año en Segunda octavo, quedándose fuera del play-off por 5 puntos.
Julián Calero firmó como nuevo entrenador del Levante tras salvar heroicamente al Cartagena. Una apuesta personal de José Danvila, tras las calabazas que Claudio Giráldez le dio a Felipe Miñambres. «Todo va a salir bien, que la gente confíe», dijo Calero en su rueda de prensa de presentación. Desde el primer día, su discursó caló en el Ciutat de València y metió a toda la afición en el mismo barco a base de comer bocadillos de mortadela.
José Luis Morales volvió al Levante, con reacciones mixtas en la afición.
Vicente Iborra también regresó al Levante. Los fichajes de Unai Elgezabal y Diego Pampín completaron el verano junto con las promociones de canteranos como Jorge Cabello o Andrés García.
Aquel fatídico 29 de octubre todo cambió. Valencia se encogió por la trágica dana y el mundo del fútbol se detuvo. Casi un mes después y con varios partidos aplazados, el Levante volvió a competir ante el Elche en el Ciutat. El emotivo homenaje a las víctimas y voluntarios dio la vuelta al mundo entero.
El Levante tuvo que vender a Andrés García por 7 millones al Aston Villa tras su irrupción. También se vendió a Fabrício. Manu Sánchez, Ignasi Miquel y Álex Forés llegan en invierno.
Felipe Miñambres dejó de ser el director deportivo tras no aceptar una fuerte rebaja salarial.
El Levante remontó al Eldense (1-2) con goles de Brugué y Espí en el añadido. Con ese triunfo, se enlazan dos victorias tras la del Mirandés y dio inicio a la racha de cinco triunfos seguidos que empujó al equipo arriba.
Giorgi Kochorashvili se marchará al acabar el curso al Sporting por algo más de 5,5 millones.
Un millar de granotas disfrutaron en Elche del 1-3 que aupó al equipo al ascenso.
Tras tres años en el infierno, el Levante consiguió el ascenso en Burgos con dos mil granotas allí.
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