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La despedida de Jaume Doménech como jugador del Valencia, tras un década defendiendo la camiseta, será recordada como una de las más sentidas que ha ... realizado el club. Conociendo al jugador, pero también a la persona, es un símbolo de todo lo que ha aportado el de Almenara. Dentro y fuera del campo. Tan completo está siendo el homenaje, desde la despedida sobre el césped en Mestalla tras el partido contra el Athletic pasando por la sorpresa en Paterna del lunes, que este martes el propio protagonista, en el palco del estadio junto al trofeo de la Copa de 2019, reconoció que es algo que no se esperaba: «Tengo grandes referentes que han sido mucho más grandes que yo y no recuerdo una despedida así. Es algo inolvidable. Ni en los mejores sueños podía esperar algo así».
El ya exportero valencianista realizó su última rueda de prensa, que acabó convertida en una charla donde Miguel Ángel Corona, José Luis Gayà, Hugo Duro o Voro fueron testigos de excepción. Tras un emotivo vídeo, presidido por Forment que le recordó a Jaume, de vecino a vecino de Almenara, que «los que hemos nacido en esta tierra siempre soñamos con jugar en el equipo de nuestra tierra» y donde participaron Lato, Palop, Emilio Bernard, Carlos Soler, Yoel, Sempere, Cristian Rivero, Rodrigo Moreno, Nico Estevez, Bryan Gil y Zaza, Jaume abrió su corazón para responder a todas la preguntas. «Se termina mi etapa como jugador aquí y cuando lo haga mi carrera como jugador estoy seguro que tendré la posibilidad de luchar para defender los intereses del Valencia». Esas fueron sus primeras palabras. Toda una declaración de intenciones de querer formar parte del organigrama del club cuando cuelgue las botas.
Analizando sus razonamientos públicos, el de Almenara cumplió como si se hubiera tratado de una entrevista de trabajo. Defendió como clave para la salvación del Valencia la llegada de Carlos Coberán. Viniendo de un jugador que no tuvo la confianza para estar en el césped del de Cheste, tiene aún más valor: «Corberán y todo su staff técnico es un grupo con muchas posibilidades, muy formados y preparados. No dejan ningún detalle en al aire, intentan controlar todos los detalles del día a día, tácticos y técnicos. Cuando llegaron recuerdo que nos dieron una charla y nos dijeron que estaban ahí para sacar lo mejor de nosotros y que su único objetivo era salvar al Valencia. Han vivido en Paterna para conseguir el objetivo y me siento identificado con esos valores de dedicación. El 95% de los minutos que he vivido han sido para luchar por el Valencia y ellos tienen esa línea que es la correcta para seguir creciendo».
El portero, en presente porque dejó claro que tiene mucha «hambre» y «ganas de competir» es su próximo destino, evitó cualquier polémica para referirse al proyecto de Meriton pero no tuvo problemas en poner encima de la mesa su receta para que el Valencia vuelva a donde se merece, por historia y afición: «Que encontremos una estabilidad deportiva en este grupo, que tiene una sinergia entre entrenador y jugadores muy buena. El camino es que la estabilidad social, económica y deportiva la podamos regular. Mantener este bloque en el tiempo, que el equipo y la identidad la sepamos mantener en el tiempo. Eso es lo más importante. Los cambios son buenos pero muchos cambios alteran la rutina y el día a día del jugador. Mantener la estabilidad es la clave. Con el apoyo de la gente, sin tener objetivos altos porque hay que ser conscientes de dónde venimos y no se consigue en un año, tenemos que tener paciencia. Esa línea es la que mi experiencia me dice que es la correcta». Traducido al mercado, mantener el bloque y no romperlo con la venta de los referentes.
Llevado al proyecto de Lim, no repetir los errores del pasado cuando se desmanteló el último equipo campeón creado por Mateo Alemany y entrenado por Marcelino. «En el fútbol hay decisiones difíciles de entender pero no sabría decir el por qué. No tengo esas respuestas», contestó Jaume al respecto antes de poner un contexto a todo aquello: «Esa temporada llegamos a jugar octavos de Champions y luego vino el covid. La sucesión de acontecimientos nos afectaron económicamente al no clasificarnos para Champions. Fueron años duros. Lo que quiero decir también es que Layhoon siempre me apoyó, tenía unas condiciones pactadas antes de romperme el cruzado y el club siempre me apoyó y nunca me dejó de lado. Hemos tenido mucho cacao como para acordarme de 2020. Fueron decisiones de ajuste económico pero forma parte del fútbol».
El de Almenara reconoció que comenzó a trabajar con un psicólogo para aprender a asumir la frustración cuando no juegas partidos: «Antes no era así, hace unos años al ser tan competitivo lo proyectaba todo a estar en el campo. En ese tiempo tuve malos comportamientos y me acuerdo de todas las que he liado en casa porque te frustras. A partir de ahí, con Nuno comencé a trabajar con un psicólogo y he trabajado mucho en no frustrarme por no jugar. He visto a jugadores muy buenos que nunca eran felices y eso me hizo reflexionar. Me dediqué a aportar y ayudar en todo lo que podía. Seguir trabajando aunque no jugara creo que sirvió de ejemplo y más con las dos lesiones graves que tuve encontré una manera de ser útil sin tener la importancia que el terreno de juego».
Sobre su mejor recuerdo deportivo lo tuvo claro al mirar de reojo el trofeo que presidía esa charla que se convirtió en un homenaje; la Copa de 2019 ganada en Sevilla al Barça de Messi: «Lo recuerdo todo de ese día, lo que hice desde que me levanté y la última canción que escuché en el autobús. Que no la digo porque mis gustos musicales son muy criticados (risas generales). Recuerdo los pelos de punta incluso en momentos del partido. Es el momento perfecto dentro de mi etapa del Valencia. Fue gloria porque nos clasificamos para Champions y conseguimos la Copa en año del centenario que fue una explosión para todos los valencianistas. Es el momento más icónico de mi carrera. Guardo muchos momentos especiales y otro es la despedida de Mestalla, estaba por casa estos días y sentía el pelo de punta recordando lo que pasó«.
¿Qué mensaje le daría al Jaume Doménech de hace 20 años? «Hubo momentos críticos de no saber si iba a llegar a futbolista profesional y en ese momento fueron clave mis padres, que siempre me dijeron que sería capaz de conseguir lo que me proponga. Seguí trabajando y es lo que he aplicado en toda mi carrera. Siempre pasas por momentos de frustración porque quieres jugar y no juegas. Al Jaume de hace 20 años le diría que continúe y que nunca dude«. ¿Y al jugador que sueñe con vestir alguna vez la camiseta del Valencia? »La afición valencianista lo que le pide al jugador es siempre el cien por ciento. Cuando te pones esta camiseta tienes que saber la historia que defiendes y a una masa social increíble. Saber y respetar el escudo que llevas y esforzarte al cien por cien, con eso la afición siempre va a estar a tu lado. Tenemos un grupo excelente, un equipo con mucha proyección y ganas y que nos puede dar muchas alegrías. Tenemos el técnico ideal para continuar con el bloque y prueba de ello es la segunda vuelta que hemos hecho. A partir de ahí hay que trabajar con esa continuidad y el equipo no tiene límite de crecimiento«.
Sobre los entrenadores que le han marcado en su etapa en el Valencia se permitió una licencia a la broma al reconocer que no sabía «el número pero he tenido muchos» antes de apuntar algunos nombres: «Nico Estévez es el que me dio la primera oportunidad en el filial, Nuno el que me hizo debutar y con Marcelino tuve el mayor logro deportivo y me dio mucha confianza. Quiero acordarme de Baraja que llegó en un momento complicado hace tres temporadas y logró la salvación y Corberán que llegó con el Valencia colista y ha sacado lo mejor de nosotros. También quiero acordarme de mi primer entrenador de porteros, Luis Vicente de Miguel, de Ochotorena y de Marcos». Sobre los momentos malos, las lesiones y la reflexión que aprendió de ellas: «En la primera de ligamento cruzado el equipo tuvo una mala racha de resultados y lo pasé muy mal. A nivel de cabeza lo pasé muy mal porque no podía ayudar y ese fue el peor momento de mi carrera. Pude estar los últimos dos meses con el equipo y sentí ese alivio de poder sacarlo porque un descenso era impensable. Lo que vivimos en las últimas semanas de 2024 también fue muy duro. Veía a compañeros llorando en el vestuario porque queríamos y no sabíamos cómo hacerlo. Fueron momentos muy difíciles y como una buena familia lo supimos superar. La segunda vuelta es algo que tenemos que valorar muchísimos. Ningún equipo con 13 puntos en la primera se había salvado y ahora tenemos que dar continuidad de ese trabajo».
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