El desafío de los aranceles: paralizar o adelantar envíos
La incertidumbre lleva a las empresas a posponer ventas a EE UU mientras otras tratan de aprovechar los 90 días de tregua
Una de las preguntas más repetidas esta semana en los mentideros comunes, ya sea en bares, platós de televisión o en el trabajo, ha sido ... cómo va a afectar a España la imposición de aranceles por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En consecuencia, los valencianos se preguntan cómo puede impactar a las empresas de la Comunitat, con su carácter eminentemente exportador, el inicio de una guerra arancelaria que ahora se detiene 90 días tras el último giro de guion perpetrado por el mandatario americano.
Por lo pronto, ante la tregua en este desafío arancelario, las empresas valencianas se debaten entre dos estrategias: las que optan por adelantar lo máximo posible los envíos al mercado estadounidense para ahorrarse costes en la medida de sus posibilidades y las que han preferido paralizar exportaciones o frenar decisiones empresariales.
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La guerra arancelaria de Trump golpea a más de 8.500 empresas valencianas
La prórroga de 90 días para aplicar ese incremento del 20% mantiene en vilo a los sectores valencianos más expuestos a EE UU. De hecho, ya se había echado el freno a las exportaciones hasta conocer la evolución de la guerra arancelaria abierta por Trump. En cualquier caso, la incertidumbre se ha instalado entre las compañías de la Comunitat Valenciana.
Desde la Agrupación Española de Empresas Exportadoras (Arvet), que aglutina a tres sectores (equipamiento de baño, limpieza e higiene, y bricolaje), son 191 millones los que están en juego con los aranceles de Trump, que son las ventas que realizaron en 2024, algo inferiores a las de 2023 (197 millones) pero muy superiores a las de hace cuatro años (137 millones en 2020), con especial atención al segmento de baño, según explica el director de Arvet, Manuel Herrero.
El campo valenciano alerta de que la respuesta de Europa con la soja encarecerá la carne producida en España
Alerta, por ejemplo, de «inversiones en el aire» y de «la preocupación» que supone China. En este sentido, recuerda las exigencias normativas de la UE frente a la normativa más laxa para terceros países. Herrero, además, comparte opinión con otros sectores en cuanto a que las medidas de EE UU son «una oportunidad para que nuestros productos abran nuevos mercados» y pone el foco en Arabia Saudí.
Con una música similar se expresa el director del Instituto de Economía Internacional de la Universitat de València (UV), Vicente Pallardó. «China va a intentar colocar el excedente de producción donde sea en el resto del mundo.
Pallardó asegura que los productos que podrán ampliar mercado en EE UU serán los que compitan vía calidad
Esto es realmente peligroso porque su capacidad competitiva es muy poderosa», advierte el experto, quien insiste en que fuera de EE UU, el gran mercado que queda es Europa, por lo que no es descabellado asistir a una «inundación de bienes chinos».
En cuanto a las oportunidades que puedan surgir en esta situación, Pallardó apunta a las empresas que podrán acceder con mayor facilidad al mercado estadounidense al sufrir unos aranceles inferiores a los de China. «La oportunidad sobre todo será para quien produzca con calidad. Si vamos a pedir al ciudadano estadounidense que pague más, tendrá que ser a cambio de calidad», explica. Para Pallardó, esta guerra no le conviene a nadie, pero sostiene que un arancel del 20% no va a expulsar a las empresas españolas del mercado norteamericano.
Ahora bien, es importante no olvidar el otro lado de la guerra arancelaria: las importaciones. Y es que Europa amenaza con responder al gigante americano gravando la entrada de ciertos productos. El más preocupante es lo que pueda encarecerse la soja, puesto que el 40% procede de EE UU, según explica la Asociación Valenciana de Aggricultores (AVA). «La soja se utiliza para alimentar al ganado, por lo que encarecería la carne que producimos y consumimos aquí», alerta.
Y, de forma indirecta, preocupación en el sector turístico, como explica el director de la consultora Soluciones Turísticas, Alberto Galloso: «Todo lo que es inestabilidad económica en los mercados afecta indirectamente al consumo y el consumo turístico es parte del consumo». En este sentido, recuerda que si los mercados se ven afectados por incrementos de precios eso se traslada «habitualmente» a la cadena de valor de la actividad turística. Y Galloso también muestra su preocupación por el 'Great America Again' y la posibilidad de que Trump fomente el consumo y los viajes en el mercado interno, «no limitando, pero sí favoreciendo que la gente se quede en Estados Unidos».
Juguete: Una oportunidad a costa de China
Con una exportación a EE UU inferior a los 4 millones, el juguete valenciano no se ve «excesivamente afectado», según la AEFJ. De hecho, la guerra arancelaria puede ser incluso beneficiosa debido a la imposición de aranceles mucho mayores a China, principal exportador mundial de juguetes. «Nuestro producto costará un 20% más, pero de alguna forma podríamos beneficiarnos».
Plástico: Temor ante más productos asiáticos
El sector del plástico, al igual que el resto, maneja la situación con «mucha incertidumbre y prudencia», tal y como explica la presidenta de esta industria en la Comunitat, Amaya Fernández. «También atentos a ver cómo se redirige el comercio internacional, si China no puede vender en EEUU mandará sus productos a Europa», añade.
Energía: Un golpe potencial de 1.200 millones
El posible impacto que puede tener la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos en el sector valenciano de la energía renovable es de 1.200 millones de euros, cifra de venta a este mercado por parte de una quincena de empresas de la Comunitat que mayoritariamente exportan materiales. «A quien más le va a afectar es a los fabricantes de bienes de equipo que venden allí», indican.
Mueble: Un efecto rebote en las materias primas atemoriza al sector
Para los fabricantes de muebles valencianos, el país norteamericano no es un cliente prioritario, pero «sí que es importante a nivel estratégico», según explica Alejandro Bermejo, presidente de Fevama, quien también asegura que muchas empresas han decidido detener sus envíos. La importancia de EE UU reside sobre todo en las materias primas. «Importamos madera de roble por valor de 100 millones. Poner un arancel a las materias primas es pegarnos un tiro en el pie».
Calzado: Hasta un 30% más para el consumidor estadounidense
El presidente de Avecal, Vicente Pastor, explica que los aranceles pueden suponer un incremento de un 25%-30% al consumidor, «puesto que interviene tanto el efecto recargo sobre el transporte y la repercusión que el vendedor americano trasladará de ese mayor coste que tiene al importar el producto». Remarca que es «un mercado estratégico» y por eso el sector aumentó envíos en semanas previas al 9 de abril para que la mercancía ya estuviera en territorio americano.
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Bodegas Vicente Gandia: «No queremos perder ese mercado, así que asumiremos la subida de precio»
Ante el encarecimiento que supondría la imposición de aranceles por parte de EE UU a sus importaciones, hay empresas que optan por asumir ese incremento del coste a cambio de que el cliente norteamericanos siga comprando su producto. Es la estrategia que eligen desde Bodegas Vicente Gandia llegado el caso. Según explica su director general, Javier Gandia, prefieren «apretarse el cinturón» y reducir sus márgenes antes que perder cuota de mercado.
«En el mercado americano teníamos un proyecto con un importador nuevo y esto nos va a trastocar los planes porque teníamos perspectivas de crecimiento ahí», señala Gandia. «Nos supone una pérdida de márgenes porque si queremos seguir siendo competitivos en el mercado, los aranceles los tenemos que asumir entre fabricantes y proveedores», agrega.
En ese sentido, explica que, a la larga, sale peor perder cuota de mercado que asumir el incremento de costes. «Lo mejor que podemos hacer es intentar apretarnos un poco y no perder venta, pero no es algo que pueda hacer todo el mundo», señala este profesional del mundo enológico. En su caso, les hizo más daño las trabas comerciales de Rusia y, además, ahora venden más en Canadá y México que en EEUU. «Preferimos no renunciar a ningún mercado. Además cuando te vas es muy difícil volver luego», afirma.
Juguetes Conher: «No tenemos la capacidad de soportar la diferencia. El cliente pagará un 40% más»
La industria juguetera no es una de las más afectadas por los aranceles de Trump. Sin embargo, empresas como Juguetes Gonher, ubicada en el Valle del Juguete de Ibi, aglutinan buena parte de su facturación en Estados Unidos. En concreto, la compañía valenciana concentra un 15% de sus ventas en el país americano, por lo que la medida del presidente puede tener importantes consecuencias para ella. Su director comercial, Vicente Anguíz, reconoce que la gran preocupación «es la incertidumbre», ya que es la sensación reinante tanto aquí como al otro lado del charco.
Sin embargo, tiene claro que en su caso el golpe deberá ser asumido por el consumidor final, ya que su firma, que es una pyme de 28 empleados, no puede hacerle frente: «Nuestro producto podría salir al mercado un 30% o un 40% más caro, porque no tenemos capacidad de soportar la diferencia».
La desaparición total de una industria juguetera estadounidense y los aranceles impuestos a China abren un abanico de escenarios posibles a la firma valenciana. Por un lado Anguíz ve una posible ventaja sobre el mercado asiático: «Si un juguete chino es un 35% más económico y ahora el arancel es superior, puede ser beneficioso para nosotros». Sin embargo, según explica el director comercial de Gonher existe el peligro de que el precio aumente tanto que el producto (en este caso pistolas de juguete) se salga del mercado y las ventas caigan en picado».
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