El desastre del Valencia Femenino
El descenso de las chicas, una crónica de una muerte anunciada tras la negligente planificación de plantilla y el abandono por parte de Meriton de una escuadra histórica en la Liga F
El director general del Valencia Femenino, Carlos Grafiada, explicó —hace cosa de un año en una entrevista— que el objetivo a medio y largo plazo era consolidar al equipo en la parte alta de la Liga F y que la sección femenina fuera sostenible por sí misma. Todo ello, a través de una hoja de ruta basada en echar mano del talento joven y español formado en la Academia de Paterna. Vamos, como en el primer equipo masculino. Poca inversión, venta de los mejores activos, y a rezar porque la cantera salve los muebles. Bien pues, en mayo de 2025, el descenso del Valencia Femenino a Primera Federación se ha hecho realidad y ese plan de futuro se ha esfumado.
El empate de este fin de semana en la penúltima jornada ante el Levante Badalona (1-1), que era además rival directo por la permanencia, consumó la histórica pérdida de categoría del Valencia Femenino, que en el próximo curso 2025-26 formará parte de una categoría no profesional del fútbol femenino tras 15 temporadas consecutivas en la máxima división, desde que oficialmente se denomina Valencia Femenino. Sin opciones ya para salvarse en la última jornada que queda por jugarse, el equipo blanquinegro se despedirá de la élite del fútbol femenino español acompañado del Betis, que también desciende.
«Hoy es el días más difícil de mi carrera. Este club y, especialmente, todos vosotros merecéis mucho más, valencianistas. Gracias por no soltarnos ni un solo día y perdón por no haber estado a la altura de vosotros y de este escudo. Lo siento de corazón», publicaba en su redes sociales la capitana del equipo, Marta Carro, visiblemente afectada por la mala temporada del equipo, que ha sufrido de una pésima y negligente confección de plantilla acompañada además de un infortunio de lesiones en jugadoras clave como la portera Enith Salón.
Este descenso no es casualidad. El equipo femenino se ha visto desmantelado de forma constante durante los últimos años hasta el inevitable suceso de la pérdida de categoría. «Es un día muy triste. Es momento de reflexión y autocrítica. A veces no es malo retroceder un escalón siempre y cuando se busque subir dos. Toca volver a empezar, tener un plan y llevar al Valencia Femenino donde se merece», decía el domingo el entrenador argentino Cristian Toro.
El preparador es, seguramente, el menor culpable de este desastre, puesto que llegó a mitad de temporada a intentar salvar la situación y si alguien ha mantenido viva la esperanza, ha sido él con su trabajo y resultados. Pese a la evidente mejora en la segunda vuelta, ayudada en parte por los refuerzos invernales que llegaron ya muy tarde, la lastimosa primera parte del año mermó mucho a las chicas blanquinegras, que dejan la Liga F.
Ya el 22 de noviembre de 2024 se comunicó que José Luis Bravo no continuaba como entrenador del Valencia Femenino. El técnico valenciano, que había pasado por varias categorías inferiores de la Academia aunque siempre en equipos masculinos, no pudo completar su primer curso al mando del conjunto femenino tras sustituir en el cargo a Jesús Oliva, director deportivo que terminó el curso pasado al mando del banquillo tras la destitución de Andrea Esteban.
«El club agradece al técnico su profesionalidad y dedicación durante su vinculación con la entidad, deseándole lo mejor», rezaba el comunicado, que anunciaba también que su segundo, Fernando Martín, se quedaba de interino de forma temporal. Poco después, se anunció el regreso de Cristian Toro, que se vinculó hasta el 30 de junio de 2025 con el objetivo de rescatar el barco a la deriva. Ahora habrá que ver si el argentino decide continuar un año más para conseguir devolver al Valencia Femenino a la Liga F.
Habrá también que hacer una gran restructuración de la plantilla. Algunas jugadoras, como la goleadora Anita Marcos, tendrán muchos pretendientes en el mercado de verano y será difícil que continúen con el Valencia. La desinversión planificada por parte de Meriton Holdings, que ha dejado de lado a la sección femenina del club reduciendo su presupuesto, ha llevado a su primer equipo a la hecatombe. Ya la pasada temporada perdió a varias de sus estrellas y terminó decimosegundo, con una permanencia un tanto sufrida. Por aquella posición, el equipo percibió unos 250.000 euros por premio clasificatorio.
Tras una tormentosa temporada 2023-24, el curso 2024-25 no tenía mucha mejor pinta. El equipo, desde la tercera jornada, ya estuvo metido en el descenso. Desde la cuarta fecha, último clasificado. Fue farolillo rojo destacado durante gran parte de la temporada, y en gran parte de la misma, único equipo de la Liga F sin conocer la victoria. Para más desastre, cayó a las primeras de cambio en dieciseisavos de final de la Copa de la Reina ante el Cacereño, un equipo de Primera Federación, la categoría en la que jugará el próximo curso.
Un drama para las categorías inferiores
Además, el problema del fútbol femenino en el Valencia no solo es cosa de su primer equipo. El filial, el Femenino B que competía en Segunda Federación —la categoría de bronce—, también ha descendido, por lo que retrocede a la cuarta división de la pirámide del fútbol femenino español.
Y esto, tiene unas consecuencias fatales para el resto de categorías inferiores de fútbol formativo valencianista, ya que el Femenino C no podrá ascender pese a conseguirlo en la Lliga À Punt Valenta —la quinta división—, y tampoco podrá hacerlo el Femenino D, que ganó la Primera Regional Valenta —la sexta categoría—. Estas promociones quedan sin efecto por imperativo normativo, al no poder coincidir dos equipos dependientes en la misma categoría.
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