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«Levantarse por eso que tanto nos importa, que no vamos a abandonar nunca. Que nos duele y nos hace sufrir, pero que no podríamos ... vivir sin ello. Por algo único. Por los que no están y por los que vienen. Qué bonito es ser del Levante». Ese mensaje escribió Vicente Iborra pocas horas después del fatídico penalti de Asier Villalibre que dejaba al equipo de su vida sin ascenso a Primera División hace cosa de tres años. Caprichoso es el destino, que tenía guardada una penitencia por la categoría de plata más larga de lo esperado. El capitán granota, tras levantar un título europeo, decidió volver a bajarse al barro para conseguir devolver al equipo de su vida a la elite del fútbol español, y este domingo, en Burgos, lo consiguió.
El Vallejo fue el escenario en 1963. Jerez y Lleida llegaron después en 2004 y 2006. El Ciutat de València disfrutó de las promociones de 2010 y 2017, y esta vez, el destino tenía guardado un as bajo la manga: iba a tener que ser en Burgos. La que durante tres años fue la casa de Julián Calero y Unai Elgezabal, líderes granotas en esta mágica temporada que, por fin, ha culminado con lo que todos querían. Un Levante de nuevo, en Primera División. Por sexta vez. Y esta, que sea la buena. Se ha sufrido mucho. Afición y club. Y nadie más que este Levante se merecía volver a ascender. Ha sido una temporada larga. 42 jornadas. Ha pasado de todo. Ha habido dificultades económicas que complicaron la incripción de varios futbolistas en el mercado de verano. Ha habido lesiones. Y por supuesto, cómo olvidarlo. La dana. La riada que rompió los corazones de los valencianos también paralizó la temporada del Levante durante unas semanas. Pero este equipo supo superar cualquier adversidad y rehacerse.
Burgos CF
Cantero, Arroyo, Miguel, Córdoba, Iker, Atienza (Navarro, 83'), Morante (Expósito, 76'), Sancris (Mimbacas, 90'), David (Borja, 76'), Espiau (Pipa, 76') y Niño.
2
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3
Levante UD
Andrés, Dela, Elgezabal, Miquel (Lozano, 72'), Pampín, Iborra (Kocho, 56'), Algobia (Espí, 72'), Pablo (Forés, 56'), Carlos, Morales y Brugué.
Goles 1-0, Fer Niño (1'). 1-1, José Luis Morales (21'). 2-1, Fer Niño (35'). 2-2, Roger Brugué (85'). 2-3, Carlos Álvarez (90+8').
Árbitro Sesma Espinosa (Comité riojano). Amonestó a Iborra y Elgezabal.
Incidencias 11.023 espectadores en el Estadio de El Plantío de Burgos.
Y eso que el partido por el ascenso no comenzó como se esperaba. Había que ganar y esperar un pinchazo de Elche o Mirandés. Las cuentas estaban claras. Y la primera, se la llevó en la boca el levantinismo. Ni un minuto tardó el Burgos en derribar su portería. Una eléctrica jugada de Iker Córdoba por banda izquierda dejó sentado a Dela. El extremo reconvertido en lateral cedió atrás para Fer Niño. El delantero abrió su pie diestro y colocó el balón en el palo largo, inalcanzable para Andrés Fernández. De nuevo, caprichoso el destino. Porque en el Levante las cosas no se consiguen fácilmente. Hay que sufrir y sobre todo, saber sufrir. Los fantasmas del pasado volvían a sobrevolar por las mentes de todos los aficionados desplazados a Burgos.
Entonces apareció el penalti. Florian Miguel derribaba a Roger Brugué en el área y el árbitro lo tenía claro. Pero a Pablo Martínez le adivinó las intenciones Ander Cantero, y el Levante no pudo ni aprovechar el rechace. El destino volvía a ser cruel con otro giro de guion de esos que te retuercen el corazón. Pero es que así es este deporte. No se puede ganar sin sufrir. Y tres minutos después, el Levante encontró petróleo, cómo no, en su Comandante. José Luis Morales remató al fondo de las mallas el centro de Dela para igualar la contienda y devolver la esperanza a la afición. Ánimos que se volvían a evaporar cuando David González conseguía girar en el centro del campo para conducir hacia delante. Cedió para Fer Niño, que demostró estar de dulce con un disparo que, aunque tocó en algún defensa granota, acabó poniendo el 2-1 en el marcador con el que el partido se marchaba al descanso.
Tras la reanudación, el Levante se mostraba incapaz de generar peligro ante un Burgo cómodo. El míster movió el banquillo y terminó colocando a Morales de lateral para meter toda la pólvora arriba, algo que ya funcionó en el pasado. Y hubo premio. El Comandante puso el balón en el área, ya en esos últimos minutos a la desesperada, y apareció el de siempre: Roger Brugué. Empate y algo más de diez minutos por delante para buscar un último gol que culminara la remontada y diera el ascenso, ya que los resultados se estaban dando pese al triunfo del Elche, porque el Mirandés estaba empatando con el Almería. Los ocho de añadido se hacían insufribles hasta que llegó el mago. El 24. El heredero. El pelusa. El crack. El diferencial. Un zurdazo increíble desde fuera del área se colaba por toda la escuadra y subía al Levante a Primera División. Era el destino. Estaba escrito. Tenía que ser así. Sufriendo, hasta el final, hasta el último minuto. Porque esto, esto, es el fútbol. Las lágrimas recorrían los rostros de los jugadores y los aficionados granotas. El Levante, con su victoria, es equipo de Primera División. Ya está. Se acabó.
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