Borrar
Imagen del barrio de San Marcelino.
Imagen del barrio de San Marcelino. Iván Arlandis

MAPA | La pobreza oculta en Valencia

Un 30% de los vecinos no puede permitirse irse de vacaciones, dos de cada tres residentes en el Marítimo no tienen dinero para darse caprichos y el 20% de los vecinos de Extramurs no disponen de lavadora

Sábado, 3 de mayo 2025, 00:50

Bajo la ciudad hay otra ciudad. Bajo la realidad hay otra realidad que se desliza más allá de los círculos personales de cada uno. No es una realidad agradable. Pero está ahí, y no querer verla es lo mismo que andar por la vida con un ojo cerrado. De vez en cuando, documentos o informes ponen en negro sobre blanco situaciones que se nos escapan en el día a día, tanto a los vecinos como a los periodistas. La pobreza oculta es una de ellas. Seguro que usted ha visto las lavanderías públicas, a pie de calle. Igual ha pensado que son síntoma de gentrificación. Pero son, en realidad, la punta de un iceberg dantesco: se trata de locales necesarios para uno de cada tres vecinos de Valencia, que no dispone de lavadora en casa. Es uno de los datos más llamativos del último barómetro municipal, que dibujan una Valencia bajo la Valencia que siempre está en el foco y que aguanta, como puede, el embate de la pobreza o la incomodidad.

El barómetro de marzo va sobre vivienda. En él se estudian las condiciones de vida de los valencianos. Permite desvelar, por ejemplo, que el 94,2 por ciento de los encuestados está a favor de que las administraciones públicas incrementen el parque público de viviendas para fomentar el alquiler, aunque el 85,1% considera mejor comprar en propiedad la vivienda que alquilarla. Además, más del 80% de los encuestados está a favor de que se amplíen las desgravaciones fiscales tanto a los arrendatarios como a los inquilinos para incentivar el alquiler y el 90% a favor de las ayudas al alquiler. El 32,2% valora en primer lugar la proximidad a la vivienda familiar a la hora de elegir una nueva residencia y el 30,4% que esté en un entorno o barrio agradable.El 59,2% de los encuestados considera un problema importante los pisos turísticos y el 34% considera las viviendas de uso turístico poco o nada importante. El 50,7% señala la seguridad de la zona como problema y el 49,9% poco o nada importante.

Ni vacaciones para casi el 50% de los residentes en Rascanya, el Marítimo o Algirós

Será una constante en este reportaje, pero sorprende la disparidad de situaciones. Si junto al mar más de la mitad de los vecinos (el 53%) dice que no puede irse de vacaciones al menos una semana al año, apenas el 15% de los residentes en el Ensanche se tienen que quedar en casa los 365 días ante la imposibilidad de disponer de dinero suficiente como para irse de viaje o alquilar un apartamento. Conforme más nos alejamos del centro, más aumenta el porcentaje de personas que no pueden irse de vacaciones. En Algirós se supera el 42% y en Rascanya se queda rozando el 50%, en concreto en poco más de un 48%.

¿Se rompe la caldera? Un drama en Rascanya u Olivereta

Seguro que usted ha sentido el mordisco del miedo cuando el coche se ha parado de repente, o cuando la nevera ha decidido dejar de funcionar, o cuando algo particularmente duro le astilla un diente. Son todos esos imprevistos que nos van a suponer un importante desembolso económico para los que los ahorros vienen muy bien. Ahora, ¿pueden todos los valencianos hacer frente al gasto de comprar una caldera nueva o cambiarse de gafas? No lo parece. Según el barómetro, el 60% de los residentes en Rascanya y el 55% de quienes viven en la Olivereta sufren cuando tienen que enfrentarse a un imprevisto. En Pla del Real, el distrito con más renta per cápita de Valencia, el porcentaje cae drásticamente al 12%. Hablamos de una diferencia de hasta cuatro veces más en los distritos de la periferia, situados a pocos kilómetros de la Valencia más opulenta. 

Comer fuera, una utopía para el 15% de los vecinos de Jesús

Pasamos al tema caprichos. A casi todos nos gusta salir a tomar algo o a cenar con nuestra pareja o nuestros amigos, pero lo cierto es que en la Valencia soterrada son miles los vecinos que saben que comer fuera un domingo puede dar al traste con toda su economía familiar. Una de cada tres personas del Marítimo reconoce que no puede hacerlo nunca. En este caso, son muchos menos quienes dicen que no pueden salir a comer: el 14,8% de Jesús o el 11,7% de Rascanya. En Pla del Real, de hecho, el 100% dice no tener problemas para salir a cenar o a comer una vez al mes como mínimo.

Darse un capricho, misión imposible para uno de cada cinco vecinos

Ve algo en un escaparate y decide que lo quiere, que para eso trabaja. Se lo ha ganado. Cuando mira la cartera o la cuenta bancaria, ¿siente intranquilidad? ¿O, por el contrario, no necesita hacerlo porque sabe que hay dinero de sobra? Un 19% de los valencianos admite que no puede darse un capricho en forma de regalo no planeado. El barómetro no explica si hablamos de unas zapatillas de estar por casa o de un ordenador portátil, lo que hace la respuesta un poco más dramática si cabe: dos de cada diez vecinos no puede hacer frente ni al más pequeño capricho, tanto si trabajan como si no. 

Cuando hasta la lavadora es un lujo

Un 16,2% de los residentes en los Poblados Marítimos admiten que no pueden permitirse un teléfono móvil. Es un porcentaje muy elevado si tenemos en cuenta que en otros distritos puede incluso quedarse por debajo del 1% el porcentaje de personas que dicen no poder pagar un terminal. Pero sorprende, y mucho, la cantidad de gente que admite que tener lavadora es un sueño para ellos. 

En concreto, en torno al 17% de los vecinos de distritos como el Marítimo, Rascanya o Quatre Carreres admiten no poder disponer de lavadora porque no se lo pueden permitir o porque no cabe en sus casas. Sorprende, en este sentido, que en este mapa de la pobreza aparece por primera vez Extramuros. A tiro de piedra de las grandes vías o del Jardín del Turia, casi un 20% de los encuestados asegura que le gustaría tener este electrodoméstico.

La casa y la luz, lo primero que deja de pagarse ante la falta de dinero

Vamos al tema de los impagos. Cuando el dinero escasea, hay que priorizar. Los valencianos tienden a hacerlo dejando de pagar la hipoteca. Así ocurre en Rascanya, donde el 35% de los encuestados que admiten tener que dejar de pagar algún recibo optan por no pagar al banco la letra de la casa, o en Campanar, donde el porcentaje sube al 45%. Son los dos distritos donde más gente admite tener que dejar de pagar recibos. Sorprende que en Pla del Real, el 100% de las personas encuestadas que admiten que no llevan las cuentas al día dicen que lo que no pagan es el alquiler. En Rascanya, por cierto, las primeras que no cobran son las eléctricas: más del 70% admite que devuelve los recibos de las compañías suministradoras de luz porque no puede hacer frente al coste.

Ocho de cada diez creen que estarán igual o peor el año que viene

Y ahora, una panorámica. Apenas el 16% de los vecinos del Marítimo califican su situación económica como «buena o muy buena», un porcentaje que se dispara al 65% en, lo han adivinado, el Ensanche. Por el contrario, el 20,5% de los residentes en Algirós la tildan de «mala o muy mala». También son pesimistas (o realistas) en el Marítimo, Rascanya, Pueblos del Oeste o la Olivereta. Viendo cómo la mayoría de estos distritos han aparecido a lo largo de todo el reportaje, parece que la realidad no es nada halagüeña en determinadas zonas de la ciudad.

Además, son cada vez más los valencianos que creen que la situación económica en sus hogares está peor o mucho peor que hace un año. Así lo piensan en Rascanya o Jesús, donde casi son mayoría quienes están en peores condiciones económicas que en 2024. El tercer porcentaje más alto se da en las pedanías del Sur, donde más del 40% lo piensa. Claro que en esa zona de la ciudad se sufrió una dana, por lo que es fácil que sea verdad.

El pesimismo, además, parece haberse instalado entre los valencianos. Casi el 80% cree que el año que viene estarán igual o peor. Apenas el 13,1% confía en que mejorarán económicamente. Nada dura para siempre, ni siquiera el dolor ni, por supuesto, la pobreza.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias MAPA | La pobreza oculta en Valencia

OSZAR »