Mazón reacciona y llama a las asociaciones de víctimas de la dana para mantener una reunión

No será una reunión sencilla. Los afectados consideran responsable directo al Consell, o al menos compartido, de la gestión política de la tragedia. El PP europeo, de la mano de Esteban González Pons, pidió perdón hace unas semanas por el trato dispensado a los afectados. El viaje de los representantes de las víctimas a Bruselas aumentó la presión en el Palau ante la falta de definición. Y a esto, además, se le añade la organización de la comisión de investigación donde no está previsto, al menos hasta la fecha, que comparezcan las víctimas.

Ni la estrategia ni los tiempos han sido los óptimos en el Gobierno valenciano a la hora de abordar este asunto. La idea inicial consistía en enviar unas cartas en las que manifestar a las víctimas la voluntad de mantener un encuentro. Una comunicación de carácter más formal que se iba a materializar hace cerca de una semana. Algunas correcciones en el mensaje retrasaron el envío. Y en este lapso apareció Sánchez y su visita a Valencia que todavía comprometió más la lentitud del Consell. En ese momento ya se había optado, al parecer, por establecer una comunicación más directa, más cercana: una llamada telefónica.

Siete meses después de la riada, salvo encuentros más o menos esporádicos o informales, no se había dado un trato preferencial a las víctimas salvo la reunión con SOS Desaparecidos. La entidad pagó caro su encuentro con el dirigente del Consell. Un número significativo de víctimas se alejó entonces de la entidad al no estar de acuerdo con esa reunión.

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Esa, además, es otra cuestión. Las asociaciones de víctimas deberán primero valorar si quieren reunirse con el máximo dirigente del Palau, aunque de sus declaraciones se desprende que existe esa voluntad.

Mazón trata de desbloquear de esta forma una situación complicada que parecía encaminarse hacia lo que le sucedió a Camps con las víctimas del accidente de metro con quienes se negó a reunirse. Mazón, consciente de ese lastre, trató de no repetir errores a su llegada al Palau. Se notó, por ejemplo, en la rápida reacción con los afectados por el tren de Bejís (una gestión deficitaria y que puso en riesgo vidas en los tiempos de Ximo Puig). Actuó de nuevo con diligencia con los perjudicados del incendio de Campanar. Ahora, en cambio, había perdido esa agilidad. Cierto que la situación no es comparable a ninguno de los tres ejemplos anteriores.

Existen muchas incógnitas respecto a la futura reunión. ¿Se invita a los portavoces o absolutamente todos? ¿Cuál debe ser el lugar, algo institucional? ¿Debería estar directamente el presidente o alguien menos contaminado con la fatídica jornada del 29-O para una primera toma de contacto? ¿Será pública para los medios de comunicación? Todo esto está en el aire. De momento, el presidente facilitó un número de teléfono de atención a las víctimas y de contacto directo para ir concretando todos los aspectos de ese eventual encuentro.